miércoles, 18 de noviembre de 2015

Seguir vivo

“Si yo pudiera, por arte mágica, hablar su idioma y cambiar el color de mi piel, la forma de mi cráneo, la textura de mi cabello, me transformaría en uno de ellos. Así, expulsaría de mí la imagen de lo que había sido antaño y de lo que podía llegar a ser; ahuyentaría el temor a la ley que había aprendido, la idea de lo que significaba el fracaso, la vara que medía el éxito; desterraría el sueño de la posesión y los símbolos de la propiedad, las credenciales, los diplomas, los contratos. Este cambio no me dejaría otra alternativa que seguir vivo.”


domingo, 8 de noviembre de 2015

La cosa real

“Empecé a mirarle fijamente las piernas. Siempre he sido un hombre de piernas. Fue lo primero que vi al nacer. Después intenté salir. Desde entonces he intentado la dirección contraria pero con bastante poco éxito.”

“Yo tenía talento, tengo talento. A veces me miro las manos y me doy cuenta de que podría haber sido un gran pianista o algo así. Pero ¿qué han hecho mis manos? Rascarme las pelotas, firmar cheques, atar zapatos, tirar de la cadena de los retretes, etc., etc. He desaprovechado mis manos. Y mi mente.”

“Allí estaba yo, con 55 años y andando a tientas en la oscuridad. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar en el juego? ¿Es que los ineptos merecían algo más que una patada en el culo? Mi viejo me había dicho: ‘Métete en algo en lo que primero te den el dinero y esperen recibir algo a cambio después. Eso es la banca y los seguros. Coge la cosa real y dales en su lugar un pedazo de papel. Usa su dinero, seguirá llegándote. Hay dos cosas que les mueven: la ambición y el miedo. Y a ti, una: la oportunidad. ’ Parecía un buen consejo. Aunque mi padre murió en la ruina.”


Tarde de clásico


sábado, 7 de noviembre de 2015

Atascado con alguna canción

"¿Has oído la misma canción quince o veinte veces seguidas? Femme fatale, por ejemplo. ¿Has oído a Nico cantar Femme fatale veinte veces seguidas?, o cualquier otra. Da lo mismo. ¿Has oído Space Odity cien veces? ¿Has perdido alguna vez el hilo, como si te quedases colgado de alguna pregunta en medio de un programa de televisión? Las cámaras encima de tu cara y el público del estudio mirando y cada uno en su casa esperando la respuesta, pero tú ya no estás allí, estás colgado en otro sitio. Atascado con alguna canción. Estás escuchando cada palabra de la canción y te parece que no hay mucho más después. Como si le estuvieras leyendo las intenciones al cartero. Antes de que pare la moto ya sabes que trae una carta para ti y antes de que la meta en el buzón ya sabes lo que dice la carta. Estás colgado de una canción y te crees que lo puedes adivinar todo a distancia. Por un segundo parece que lo sabes todo, te sientes jodidamente bien, es la misma canción una y otra vez, puedes sentir lo mismo diez o doce veces, tienes todas las sensaciones controladas como en uno de esos laboratorios en los que aíslan algún virus, tienes alguna sensación acorralada, a algo que puedes reconocer y que ya no se mueve. Y viene de una canción. Una canción repetida cien veces ilumina tanto como una de esas bengalas que utilizan en la guerra para disparar sobre los enemigos. 
Una sola canción como una sola bengala puede hacer que todos disparen al mismo tiempo en cien direcciones distintas.
¿Has oído Starting Over cien veces seguidas?
¿Sabes de qué coño estoy hablando?"


miércoles, 7 de octubre de 2015

Lo que te estás perdiendo


Revisar nuestras prioridades


“Una cosa que tienen los comics, y esto ha sido demostrado (creo que mediante pruebas realizadas por el Pentágono a finales de los ochenta), es que son el mejor medio para transmitir información de manera que se retenga y se memorice. No soy yo quien lo dice, es el Pentágono. Por mi parte, pienso (y esto no son más que chorradas hippies pseudocientíficas), que esto podría deberse a que la unidad de divisa utilizada por lo que antes solía llamarse el cerebro izquierdo es la palabra. El lado izquierdo del cerebro controla el habla y el raciocinio. La unidad de divisa del lado derecho del cerebro, por el contrario, sería la imagen. De modo que, quizá, los comics deriven ese poder único de la combinación de palabras e imágenes dispuestas de una manera legible. Por supuesto, las películas también son una combinación de palabras e imágenes, pero tienen una estructura completamente diferente y un modo de operar también completamente diferente. En una película, te ves arrastrado por la situación a 24 implacables fotogramas por segundo. En un comic, puedes volver la mirada hacia la viñeta anterior o retroceder un par de páginas para ver si en el diálogo hay una referencia a una escena anterior. También puedes pasar todo el tiempo que quieras asimilando cada imagen.”

“Una de mis principales objeciones ante el cine como medio es que resulta demasiado aturullante y creo que nos está convirtiendo en una población de autómatas perezosos y faltos de imaginación. Los absurdos extremos a los que llega el cine moderno con sus efectos generados por ordenador para ahorrarle al público la molestia de tener que imaginar cualquier cosa por sí mismo, probablemente estén teniendo un efecto capador para la imaginación del colectivo. No tienes que hacer nada. Sin embargo con un comic es mucho lo que has de poner de tu parte. Aunque tengas los dibujos, has de llenar los vacíos entre viñeta y viñeta, tienes que imaginar las voces de los personajes. Es mucho trabajo el que queda en tu mano. No tanto como con un libro ilustrado, pero aún así bastante. Y yo creo que el nivel de esfuerzo que contribuimos al disfrute de cualquier tipo de arte es un enorme componente de ese disfrute. Creo que nos gustan las obras que nos implican, que establecen una especie de diálogo con nosotros, mientras que con el cine te limitas a estar sentado en tu butaca y te dejas llevar. Te cuenta todo lo que necesitas y en realidad no hace falta que pienses demasiado. Hay películas muy buenas que son capaces de implicar al espectador con su narrativa, con sus misterios, con su ambigüedades. En ocasiones nos encontramos con películas en las que gran parte de lo que sucede, sucede en tu cabeza. Probablemente sean buenas películas, pero ya no se hacen demasiadas de esas.” 

“Parece que hay un público que exige que todo les sea explicado, de que todo sea facilón. Y no creo que eso nos esté haciendo ningún bien como cultura. La facilidad con que podemos lograr o conjurar casi cualquier escenario imaginable a través de las CGI es casi directamente proporcional a lo desinteresados que nos estamos volviendo respecto a todo eso. Puedo recordar los esqueletos animados de Ray Harryhausen en “Jasón y los Argonautas”. Recuerdo el King Kong de Willis O'Brien. Recuerdo que me quedé muy asombrado ante el arte que había hecho que esas cosas fuesen posibles. Sí, yo sabía cómo se hacía. Pero se veía tan maravilloso... Actualmente puedo ver cómo medio millón de orcos vienen desde una colina y ya me estoy aburriendo. No me impresiona en absoluto. Porque francamente, podrías hacer que cualquiera, un transeúnte de la calle por ejemplo, consiguiese el mismo efecto si le dieses medio millón de dólares para hacerlo. Se elimina el arte y la imaginación y se reemplaza al conductor del coche por dinero, y creo que es una ecuación bastante simple el que actualmente exista una relación inversa entre dinero e imaginación.”

“Si no tienes dinero necesitarás mucha, mucha imaginación. Es por ese motivo que cuando la gente trabaja con poquísimo dinero, consigue películas brillantes, como lo son las primeras películas de John Waters. Las personas son empujadas a buscar la innovación debido a las restricciones de presupuesto. Por el contrario, es cierto que si dispusieran de 100 millones de dólares, por ejemplo, podrían gastar dinero en su película volando a alguien por los aires, así que de alguna manera no verían la necesidad de tener lista una historia decente o una narración decente. Parece que esos valores se han lanzado completamente por la ventana. Veo una relación estrecha entre todo esto.”

“Y hay que pensar en esto en términos de impacto económico y ambiental. Uno pensaría, particularmente en un momento como éste en el que la economía mundial parece estar al borde del sumidero, que a lo mejor ha llegado la hora de empezar a idear nuevos modos de manejar nuestra cultura. A lo mejor deberíamos ser más conservadores a la hora de lanzarle estas enormes sumas de dinero a nuestros directores de cine, a nuestros actores, a nuestros deportistas o, hey, a nuestros guionistas de comics, aunque nosotros no somos tan culpables. Debo decir que no cobramos para nada lo mismo que los deportistas o las estrellas de cine. Pero a lo mejor deberíamos empezar a repensarnos todo esto. ¿De verdad merece la pena gastar todo ese dinero? ¿Desperdiciar todos esos recursos? O sea, con cien millones de dólares prácticamente podrías solucionar los terribles daños causados por las inundaciones en Haití. Oí que mencionaban esa misma cifra el otro día. Quizá deberíamos empezar a revisar nuestras prioridades y no limitarnos a intentar anestesiarnos con interminables películas y series de televisión porque nos aburren nuestras vidas en el asquerosamente rico mundo occidental. Quizá deberíamos cambiar un poco nuestras prioridades. Si vamos a gastarnos el dinero en películas, empecemos a valorar a la gente que produce maravillas con poco dinero. Dejemos de asombrarnos de un modo tan infantil por lo que esencialmente no es sino pirotecnia. La mayoría de películas que veo parecen esperar una respuesta crítica equivalente a la de un espectáculo de fuegos artificiales. Todo es “oooh” y “aaaah”. Esas parecen las únicas respuestas apropiadas para la mayoría de las películas modernas. Creo que nos espera un periodo de re-evaluación cultural. O ciertamente espero que así sea, porque me parece que, de lo contrario, nos espera un periodo de condenación cultural. Creo que resulta bastante evidente que nos dirigimos de cabeza al infierno y que tenemos que cambiar nuestras prioridades. Tenemos que replantearnos todo esto y creo que reinventar nuestra cultura puede ser parte de ello. Ciertamente así lo espero.”

Entrevista a Alan Moore, 23 de Febrero de 2009.
Completa en español acá

domingo, 4 de octubre de 2015

Without talking


“It’s been a favorite feeling in my whole life to be able to communicate without talking”
Harry Dean Stanton

jueves, 24 de septiembre de 2015

Dinosaurio















Tu verdadero yo

¿Te arrepientes de no haber tenido una educación formal? ¿Te produce disgusto, te resulta amargo?
Si hubiera ido a la universidad tal vez sería profesor de Historia o algo así, y no sé qué clase de vida habría tenido. Estoy bien así, no tengo motivos para quejarme: tengo un trabajo estable y gano lo suficiente para vivir con holgura. Puedo comer lo que me apetezca, tengo un piso cómodo en un barrio que me gusta mucho… Tengo un coche…

Lo digo porque en American Splendor transmites un cierto desprecio hacia los universitarios titulados, sobre quienes te sientes superior.
Sí, eso se debe a mi segunda esposa, que era una auténtica arribista académica. Conocí a mucha gente en su universidad y me decepcionó saber que muchos de ellos no estaban especialmente interesados en sus materias. Cumplían con un trabajo, y ya está. Hacían lo que se les exigía, si me los presentaban y yo intentaba hablar con ellos sobre sus especialidades no me hacían mucho caso.

¿No lo tomaban como algo vocacional?
No les proporcionaba ningún placer, y no hacían nada aparte de lo que tuvieran que hacer. No todos eran así, pero había muchos que sí. Hay demasiados académicos malos; es como si cumplieran con un trabajo cualquiera, y ya está. Mmm, ¿acaso estoy diciendo que a todo el mundo le debería chiflar lo que hace para ganarse la vida? ¿Acaso porque yo adore la literatura europea todo el mundo tiene que disfrutar impartiéndola?

Tiene gracia, porque me parece que ahora estás transmitiendo algunas de las cosas que tan bien transmites en el libro, una sensación de desilusión e ingenuidad.
Bueno, es que es inevitable.

No, no lo digo como una crítica, sino…
Ya, bueno, aprendo cosas nuevas constantemente. Nunca dejo de soprenderme. Pero te diré una cosa: a veces me siento molesto aunque no debería. No es fácil mantener siempre una perspectiva equilibrada. Te cabreas, a veces te dan ganas de sacar a tu verdadero yo, desquitarte con alguien, no te apetece contenerte todo el tiempo. Me digo a mí mismo: "A ver, calma, espérate. Este tipo tiene su propia historia, tiene sus movidas también, y le estás chillando solo porque gana más dinero que tú. Deberías plantearte todo esto antes de salirte de tus casillas".


Si realmente hay algo, debería estar en el papel

“Me liberé de la necesidad de que me aceptaran socialmente. No tanto de la necesidad; me liberé porque dejé de intentar que me aceptaran socialmente. Dejé de intentar vivir la vida según las normas culturales y sociales generalmente aceptadas, lo que se suponía que te tenía que gustar o no. Empecé a utilizar libremente mi propio juicio sobre las cosas. Ser rechazado, aunque doloroso, era un proceso liberador.”

“Todo el asunto de Nueva York me demostró lo que era la carrera de dibujante publicitario y lo que conseguías con ella: una casa grande en Scarsdale y tres habitaciones entre las que te movías corriendo frenéticamente haciendo storyboards para anuncios de televisión.”

“Yo no juzgaría o condenaría una obra simplemente por ser misógina, racista o cualquier otra cosa. La juzgaría o la condenaría dependiendo de que fuera interesante o aburrida, de que fuera sincera y veraz y real o por el contrario intentara complacer a un mercado que se piensa que está ahí fuera, o intentara imitar algo ya visto; dependiendo de que se tratara de alguien que busca el éxito, o lo que sea, en vez de decir lo que realmente pasa por su mente, de sacar a la luz lo que hay allí. Si realmente hay algo, debería estar en el papel. Mejor plasmarlo en el papel que reprimirlo en forma de acción violenta y furiosa en el mundo. Nunca he pensado, y lo he dicho miles de veces, que dibujar algo en un comic sea muy peligroso o perjudicial y pueda llegar a influir en la conducta de la gente.”

“Creo que todo lo que sea propaganda o intentar complacer a la gente no le hace ningún bien. Están intentando hacerles el juego a las debilidades de la gente y tratando de debilitar al vecino de al lado en el mercado competitivo. Pero eso no es nada especial, podrías decir lo mismo de los cereales del desayuno con gran cantidad de azúcar. Hacerle el juego a alguien no puede encerrar verdad alguna. Estás intentando atraer a un mercado para vender algo.”

“La sinceridad tiene un aura de verdad. Hay que tener el gusto un poco educado y un cierto refinamiento para poder ver lo que hay de verdad en lo que nos muestran, lo que quiere decir que tienes que mirar muchos trabajos y hacer muchas comparaciones durante un periodo de tiempo. De pequeño no te das cuenta de esas cosas. No se puede esperar que los niños sepan distinguir lo que es verdadero de lo que es una comedura de tarro. Los niños son mucho más susceptibles de ser víctimas del mercado y de las ventas agresivas.”

“Cuanto más suelto dejes al subconsciente en tu trabajo, más interesante lo hará. Una de las claves de utilizar el arte para expresarte es intentar romper el autocontrol, ver si puedes atravesar esa parte socializada de tu mente, el superego o como lo quieras llamar.”

Alone with images on a screen

“Life seems to strobe on and off for me, and to barrage me with input. And that so much of my job is to impose some sort of order, or make some sort of sense of it.”

“I don´t know about you: My life and my self doesn’t feel like anything like a unified developed character in a linear narrative to me. I think a lot of people feel —not overwhelmed by the amount of stuff they have to do. But overwhelmed by the number of choices they have, and by the number of discrete, different things that come at them.” 

“If the writer does his job right, what he basically does is remind the reader of how smart the reader is. Is to wake the reader up to stuff that the reader’s been aware of all the time.”

“I think the reason why people behave in an ugly manner is that it’s really scary to be alive and to be human, and people are really afraid. That the fear is the basic condition, and there are all kinds of reasons for why we’re so afraid. But the fact of the matter is, is that, is that the job that we’re here to do is to learn how to live in a way that we’re not terrified all the time. Well for me, as an American male, the face I’d put on the terror is the dawning realization that nothing’s enough, you know? That no pleasure is enough, that no achievement is enough. That there’s a kind of queer dissatisfaction or emptiness at the core of the self that is unassuageable by outside stuff.”

“I think one of the insidious lessons about TV is the meta-lesson that you’re dumb. This is all you can do. This is easy, and you’re the sort of person who really just wants to sit in a chair and have it easy. When in fact there are parts of us, in a way, that are a lot more ambitious than that. And what we need is seriously engaged art, that can teach again that we’re smart. And that there’s stuff that TV and movies although they’re great at certain things cannot give us. But that have to create the motivations for us to want to do the extra work, you know, to get these other kinds of art.”

“A candy is real pleasurable, but it dudn’t have any calories in it. There’s somethin’ really vital about food that candy’s missing, although to make up for what it’s missing, the pleasure of masticating and swallowing goes way up. There seems to me to be some analogy to what I’m talking about very seductive commercial entertainment. There’s nothing sinister, the thing that’s sinister about it is the pleasure that it gives you to make up for what it’s missing is kind of… addictive, self-consuming pleasure. And what saves us is that most entertainment isn’t very good. 

“I think one of the reasons that I feel empty after watching a lot of TV, and one of the things that makes TV seductive, is that it gives the illusion of relationships with people. It’s a way to have people in the room talking and being entertaining, but it doesn’t require anything of me. I mean, I can see them, they can’t see me. And they’re there for me, and I can receive from the TV, I can receive entertainment and stimulation. Without having to give anything back but the most tangential kind of attention. And that is very seductive. The problem is it’s also very empty. Because one of the differences about having a real person there is that number one, I’ve gotta do some work. Like, he pays attention to me, I gotta pay attention to him. You know: I watch him, he watches me. The stress level goes up. But there’s also, there’s something nourishing about it, because I think like as creatures, we’ve all got to figure out how to be together in the same room. And so TV is like candy in that it’s more pleasurable and easier than real food. But it also doesn’t have any of the nourishment of real food. And that as the Internet grows, and as our ability to be linked up, at certain point, we’re gonna have to build some machinery, inside our guts, to help us deal with this. Because the technology is just gonna get better and better and better and better. And it’s gonna get easier, and more and more convenient, and more and more pleasurable, to be alone with images on a screen, given to us by people who do not love us but want our money. Which is all right. In low doses, right? But if that’s the basic main staple of your diet, you’re gonna die. In a meaningful way, you’re going to die.”