“Si yo pudiera, por arte mágica, hablar su idioma y cambiar el color de mi piel, la forma de mi cráneo, la textura de mi cabello, me transformaría en uno de ellos. Así, expulsaría de mí la imagen de lo que había sido antaño y de lo que podía llegar a ser; ahuyentaría el temor a la ley que había aprendido, la idea de lo que significaba el fracaso, la vara que medía el éxito; desterraría el sueño de la posesión y los símbolos de la propiedad, las credenciales, los diplomas, los contratos. Este cambio no me dejaría otra alternativa que seguir vivo.”
miércoles, 18 de noviembre de 2015
domingo, 8 de noviembre de 2015
La cosa real
“Empecé a mirarle fijamente las piernas. Siempre he sido un hombre de piernas. Fue lo primero que vi al nacer. Después intenté salir. Desde entonces he intentado la dirección contraria pero con bastante poco éxito.”
“Yo tenía talento, tengo talento. A veces me miro las manos y me doy cuenta de que podría haber sido un gran pianista o algo así. Pero ¿qué han hecho mis manos? Rascarme las pelotas, firmar cheques, atar zapatos, tirar de la cadena de los retretes, etc., etc. He desaprovechado mis manos. Y mi mente.”
“Allí estaba yo, con 55 años y andando a tientas en la oscuridad. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar en el juego? ¿Es que los ineptos merecían algo más que una patada en el culo? Mi viejo me había dicho: ‘Métete en algo en lo que primero te den el dinero y esperen recibir algo a cambio después. Eso es la banca y los seguros. Coge la cosa real y dales en su lugar un pedazo de papel. Usa su dinero, seguirá llegándote. Hay dos cosas que les mueven: la ambición y el miedo. Y a ti, una: la oportunidad. ’ Parecía un buen consejo. Aunque mi padre murió en la ruina.”
“Yo tenía talento, tengo talento. A veces me miro las manos y me doy cuenta de que podría haber sido un gran pianista o algo así. Pero ¿qué han hecho mis manos? Rascarme las pelotas, firmar cheques, atar zapatos, tirar de la cadena de los retretes, etc., etc. He desaprovechado mis manos. Y mi mente.”
“Allí estaba yo, con 55 años y andando a tientas en la oscuridad. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar en el juego? ¿Es que los ineptos merecían algo más que una patada en el culo? Mi viejo me había dicho: ‘Métete en algo en lo que primero te den el dinero y esperen recibir algo a cambio después. Eso es la banca y los seguros. Coge la cosa real y dales en su lugar un pedazo de papel. Usa su dinero, seguirá llegándote. Hay dos cosas que les mueven: la ambición y el miedo. Y a ti, una: la oportunidad. ’ Parecía un buen consejo. Aunque mi padre murió en la ruina.”
sábado, 7 de noviembre de 2015
Atascado con alguna canción
"¿Has oído la misma canción quince o veinte veces seguidas? Femme fatale, por ejemplo. ¿Has oído a Nico cantar Femme fatale veinte veces seguidas?, o cualquier otra. Da lo mismo. ¿Has oído Space Odity cien veces? ¿Has perdido alguna vez el hilo, como si te quedases colgado de alguna pregunta en medio de un programa de televisión? Las cámaras encima de tu cara y el público del estudio mirando y cada uno en su casa esperando la respuesta, pero tú ya no estás allí, estás colgado en otro sitio. Atascado con alguna canción. Estás escuchando cada palabra de la canción y te parece que no hay mucho más después. Como si le estuvieras leyendo las intenciones al cartero. Antes de que pare la moto ya sabes que trae una carta para ti y antes de que la meta en el buzón ya sabes lo que dice la carta. Estás colgado de una canción y te crees que lo puedes adivinar todo a distancia. Por un segundo parece que lo sabes todo, te sientes jodidamente bien, es la misma canción una y otra vez, puedes sentir lo mismo diez o doce veces, tienes todas las sensaciones controladas como en uno de esos laboratorios en los que aíslan algún virus, tienes alguna sensación acorralada, a algo que puedes reconocer y que ya no se mueve. Y viene de una canción. Una canción repetida cien veces ilumina tanto como una de esas bengalas que utilizan en la guerra para disparar sobre los enemigos.
Una sola canción como una sola bengala puede hacer que todos disparen al mismo tiempo en cien direcciones distintas.
¿Has oído Starting Over cien veces seguidas?
¿Sabes de qué coño estoy hablando?"
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