"A veces mis pensamientos están reunidos en algún lugar de mi cabeza y deliberan a puertas cerradas: es entonces cuando se olvidan del cuerpo. A veces el cuerpo es prudente con ellos y no los interrumpe: se limita a mandar noticias de su existencia cuando está cansado, cuando está triste o cuando le duele algo. Yo no sé quién lleva estas noticias ni qué caminos ha tomado para llegar a la cabeza. El recién llegado llama suavemente, empuja la puerta donde los pensamientos están reunidos, e inmediatamente el que va se transforma en otro pensamiento: este se entiende con los demás y da la noticia: allá lejos, en un pie, una uña está encarnada. Al principio los otros pensamientos no hacen caso al recién llegado, le dicen que espere un momento y hasta se enojan con él; pero el recién llegado insiste, y los otros tienen que suspender la reunión de mala gana y hacer otra cosa: tienen que volverse otros pensamientos y preocuparse del cuerpo. El cuerpo, a su vez, tiene que molestar a todas las demás regiones; entonces todo el cuerpo se levanta, va rengueando a calentar agua, la pone en una palangana y por último mete adentro la uña encarnada. Después vuelven los pensamientos a ser otros, a ser los que estaban reunidos a puerta cerrada y se olvida del cuerpo y de la uña que ha quedado dentro de la palangana."
"Aquella fue la primera noche en que recuerdo haber sentido algo que solamente se producía cuando había mucha gente reunida, cuando se tomaba alcohol, cuando el murmullo de las conversaciones era de una continuidad regular y, sobre todo, cuando esto se producía bajo luz artificial y sabiendo que por encima de todo estaba la noche. En esos instantes, mientras todos estaban un poco mareados por el alcohol, la luz fuerte, el humo, el barullo, por las cosas que andarían en las cabezas de cada uno y mientras estaban un poco olvidados de que afuera, en la oscuridad, parecía que sus destinos se ablandaran y salieran un poco más allá de los límites acostumbrados y se confundieran entre ellos. Aunque todo fuera confuso, es posible que lo poco que los seres humanos supieran unos de otros pudiera comprenderse mejor en esos instantes. Los caminos por donde se hubieran cansado los destinos de cada uno, los caminos por donde habrían venido y por donde seguirían después, convergerían de pronto, y todos harían una parada."
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