martes, 28 de mayo de 2013

Tan poderosos como los sueños

“Para los lectores acostumbrados al blanco y negro del cine, las fotos de los periódicos y las ilustraciones pulp, los comics serían sin duda alucinantes, tan poderosos como los sueños; además el hecho de que Siegel y sus colegas tomaran de las películas y del noticiario el lustre formal del naturalismo, hizo que el abierto surrealismo de los comics de superhéroes resultase aún más seductor. Eran el arte popular de un siglo convulso; el auténtico realismo mágico estadounidense, cuarenta años antes de que el término se extendiera por los círculos literarios como la pólvora.”

“Con nuestros superlativos y nuestros honores tan devaluados, hasta el punto de que ‘estrella’, ‘leyenda’ y ‘genio’ son descripciones apropiadas para cualquier tipejo con una idea medio buena que le ha robado a alguien, ¿cuál es la próxima etapa de esta escalada del amor propio humano? De estrella a superestrella a leyenda a… Hubo una época en que una estrella era un individuo con excelentes capacidades deportivas, musicales o dramáticas. Después lo fue cada niño que fue capaz de coger un lápiz garabatear una margarita para el día de la madre. Cuando todos nos convertimos en estrellas, las estrellas se transformaron en superestrellas para dejar las cosas en su sitio, pero estaban nadando a contracorriente. En los tiempos del Facebook y Twitter, donde todo el mundo tiene un grupo de seguidores, cuando el concepto de ‘genio’ se ha ampliado hasta abarcar a cualquiera de producir un escrito u obra de arte medio decente, ¿qué nos queda, sino meternos de lleno en la competición? Nosotros también podemos coronarnos como reyes de la creación. ¿Por qué no convertirnos en superhéroes? Superdioses, para ser más exactos. ¿Acaso no hemos sabido desde siempre que eso es lo que tendríamos que acabar haciendo? ¿Acaso no sabíamos que nadie iba a bajar jamás del cielo para salvarnos, que no lo haría la Liga de la Justicia, que nosotros éramos nuestra Liga?”


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